RISA TERAPÉUTICA: ENTRENANDO EL BUEN HUMOR
Como ya lo predicaran Erickson, Beck o Ellis entre muchos otros, y tal como lo aprendemos los profesionales del comportamiento humano a lo largo de nuestra carrera profesional, es de relevancia mayúscula que el psicólogo posea y demuestre un buen y gran sentido del humor a sus pacientes (que no comportamiento irrisorio) durante y a lo largo de la mayoría de sus intervenciones terapéuticas con los mismos, además de consigo mismo. La finalidad no es otra que la de servir de ejemplo de comportamiento al paciente y que éste finalmente se contagie del buen humor, lo aprenda, y aprehenda ese sentido del humor con el que pueda desdramatizar con facilidad los pequeños errores de la vida.