RECONOCE UNA EXCELENTE TERAPIA PSICOLÓGICA. Por Patricia Merino Psicóloga
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En el mundo de las terapias psicológicas, como en todos las áreas de trabajo existentes, cada maestrillo tiene su librillo… Esto es, cada profesional tiene su propia manera de aplicar el conocimiento que ha adquirido, o praxis clínica que se dice en nuestro ámbito. No obstante, todos coinciden, al igual que la medicina y otros campos, como comentamos, en un mismo método de aplicación.
Te vamos a explicar en qué consisten las etapas o fases básicas de una terapia psicológica. Para que sepas en todo momento de qué trata este procedimiento médico en el que estás inmers@ y en el qué estás trabajando. No entraremos en mucho detalle, pero sí queremos que tengas una idea clara y sencilla. Es algo que yo explico en consulta a todos mis pacientes, me resulta fundamental, para que se beneficien del hecho de ir siguiendo su propio trabajo y su propio progreso, y reforzar así su confianza propia en sí mismos y sus capacidades, además de hacerlo en la terapia y sus logros.
Pero además, te lo vamos a explicar para que sepas distinguir perfectamente una buena terapia, de una que, claramente no lo es… ¿Por qué razón? Ahora te lo contamos…
1. FASE DE EVALUACIÓN
Toda terapia comienza con una entrevista inicial, una sesión si lo preferimos, en la que el paciente le cuenta al sanitario lo que necesita, lo que le ocurre, y lo que espera de la terapia. A ésta, le seguirán otras citas en las que el terapeuta irá recabando información tanto del problema que aqueja al paciente como también de su historia vital, de aprendizaje, su historia personal y de relación con este problema.
En la fase de evaluación, los psicólogos buscamos los hechos, las pruebas… Aquella ecografía o rayos x que busca un traumatólogo, o las placas que busca tu médico de atención primaria para confirmar las anginas.
¡Es una fase exploratoria y detectivesca muy divertida de nuestro trabajo! Pero también muy rigurosa y seria…
Y cuando ya tenemos
2. FASE DE DEVOLUCIÓN
En esta fase los psicólogos devolvemos al paciente la lectura del problema que hemos hecho. Le explicamos lo que hemos entendido y también cómo vamos a resolverlo, de manera que el paciente sepa en qué aspectos va a trabajar, cómo, y por qué razón escogemos esa terapia y no otras, y cuáles serán nuestros objetivos.
Lo que necesitamos en esta fase, aunque ya lo vamos trabajando desde el minuto en que el paciente entra por nuestra puerta, es que éste se encuentre motivado para el trabajo, que confíe en ese trabajo, y también, que confirme que la lectura que hemos hecho del problema es correcta.
¿Os imagináis que tenemos un esguince en el pie derecho y nos operan del izquierdo? Pues bien, esto (aplicado al extenso campo de la mente) es lo que los psicólogos buscamos en esta fase: ponernos de acuerdo contigo en lo que estamos haciendo.
Y… ¡Ponernos en marcha!
3. TRATAMIENTO
En esta fase aplicamos el tratamiento tal cual. Elegimos el tratamiento que más se adapte al problema, pero ¿sabes cómo lo elegimos?
Normalmente elegimos, o al menos todos los psicólogos deberíamos elegir (aquí viene una seria distinción entre unos y otros profesionales…) el tratamiento que ha demostrado tener un fuerte apoyo experimental para el problema que se nos presenta.
¿Qué significa esto? Significa, que la psicología es una ciencia, y como tal, ha experimentado con todos los síntomas (al igual que un fármaco) en personas con similares problemas, obteniendo determinados resultados… Así por ejemplo, sabemos que una valeriana no cura la ansiedad, y sin embargo una Relajación Progresiva de Jacobson ayuda bastante más… Y cómo, y cuándo además.
Y por ello, contamos con un montón de herramientas y guías, basadas en estudios o también en la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) por ejemplo, que nos marcan un protocolo de actuación para cada problemática, con sus tiempos, espacios, y formas de aplicación que, como te digo, todos los profesionales deberíamos seguir.
Parecido a la toma de un antibiótico ¿a que sí?
No obstante, también es cierto, que aquí viene el trabajo más duro de nuestra profesión, de la psicóloga en mi caso jeje. Y es que cada persona es distinta, tiene diferentes dolencias, de diferente intensidad, en diferentes momentos… Diferentes características, cultura o religión… El papel fundamental de un buena psicóloga además, será el de adaptar estas terapias a su paciente.
Porque no es lo mismo aplicar una técnica escrita a una persona que por ejemplo no sabe escribir. O enseñar Relajación a una persona que se pone nerviosa al estar con los ojos cerrados. O puede que a una persona le vaya bien la indicación de despertarse temprano para regular el sueño, mientras que para otra que va a turnos de noche esa aplicación no es posible.
Por lo tanto, aquí el profesional, nuevamente, echará mano de todo su conocimiento, para intentar adaptar esas terapias a su paciente concreto, preservando y respetando aquellas leyes científicas que gobiernan esa problemática y que sustentan también esa terapia concreta.
¡A mí es lo que más me apasiona de mi trabajo! ¡Un derroche de creatividad solo para ti, para que tú estés bien!
4. EVALUACIÓN CONSTANTE
Dentro de las fases que hemos comentado, es importante resaltar que en todas ellas existe una evaluación constante. Es decir, queremos saber si el hueso va soldando, si la tos va desapareciendo… O en nuestro caso: que nuestro paciente está mejorando.
Para ello los psicólogos solemos emplear a veces parte de las evaluaciones iniciales, e incluso también otras nuevas, en forma de cuestionarios, test u otras herramientas de evaluación. Siempre con el fin de compararlas con las previas y medir de esa manera la evolución. Es similar a una monitorización constante de la evolución del paciente. Además de guiarnos con la consecución de objetivos que nos marcamos en la Fase de Devolución.
5. ALTA
Es quizás el momento más duro para vosotros, y también para nosotros. Es el momento de asumir ambos que tú ya te encuentras bien, que hemos alcanzado todos nuestros objetivos, y que ya gozas de tu plenitud y bienestar. Momento de reforzar la satisfacción por el trabajo bien hecho por las dos partes y de saborearlo…
Momento, por qué no contártelo, en el que echamos de menos de menos verte, y nos preguntamos con frecuencia que será de tu vida, y si estarás bien… Igual que tú también nos echarás de menos…
Es el momento de darle independencia al paciente… De que no dependa de nosotros… De que las terapias no se eternicen años en balde… Es el momento de recoger lo que hemos sembrado, y de confiar en que nuestro trabajo está bien hecho… ¡De ahí que sea tan importante hacerlo todo con rigurosidad y buen hacer! ¡Con mimo, constancia y buena voluntad!
¿Y así se acaban las cosas? Sí y no… A partir de aquí el paciente continúa con su vida, pero el terapeuta no lo perderá aún de vista… Solemos fijar citas muy esporádicas para comprobar que todo va bien, advirtiendo que siempre estamos ahí para cualquier problema que surja.
Porque algo que os dirá vuestro buen psicólogo constantemente, es que no aprendemos de manera lineal. Y lo más probable es que tengamos altibajos, y algún tropezón alguna vez… Y no pasa absolutamente nada. No volvemos al punto inicial. Es sólo una manera y una oportunidad de reforzar lo que hemos aprendido. Y que tu psicóloga, en este caso, siempre estará ahí para ayudarte cuando lo necesites, aunque ahora, sea el momento de volar en solitario…
6. CONCLUSIÓN
Ya véis finalmente, que una terapia no es simplemente hablar una hora e irse, descargar las emociones y aliviarse… En contra de lo que pueda parecer… Que también. Pero que el trabajo de los terapeutas va mucho más allá de esa hora (que a veces también se alarga…) y que es mucho más denso de lo que a simple vista pueda parecer…
De ahí también su elevado coste… Pues son esas horas, más las horas de “trastienda” que ocupan nuestros pacientes, y que nosotros necesitamos y además dedicamos encantados a curar a esas personas… A estudiar los resultados, a organizar un proyecto de tratamiento, evaluar tu trabajo, corregir y reevaluar todos esos cuestionarios, test, etc. Y sobre todo escucharte, prestando mucha atención, y utilizando el lenguaje de manera exacta para conseguir nuestro objetivo final, en cada minuto de esa hora de terapia. De ahí también que sólo podamos estar juntos una hora…
¡Por lo que un buen psicólogo, no tendrá nunca muchísimos pacientes tampoco! Tiene lógica ¿verdad?
Eso sí…
¡Prepárate para trabajar duro! ¡Cada sesión será un reto! Aliviante, pero agotador… ¡Pero también un escalón menos que subir hacia tu felicidad!
Mucho ánimo…!!!
Puedes hablar con nosotros para cualquier duda que te surja, o buena terapia que quieras hacer. Estaré encantada de ayudarte!!
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